-Los movimientos ligeros, frecuentes, y repetitivos de las manos (como escribir a máquina o utilizar un teclado).
-Los movimientos frecuentes y repetitivos para agarrar algo (como en algunos deportes o en determinadas actividades físicas).
-Las enfermedades de los huesos o las articulaciones (como por ejemplo, la artritis, la osteoartritis o la artritis reumatoide).
-Los cambios hormonales o metabólicos (como por ejemplo la menopausia, el embarazo o los desequilibrios tiroideos).
-Los cambios en el nivel de azúcar en la sangre (como en la diabetes de tipo 2).
-Otras condiciones o lesiones de la muñeca (como por ejemplo torceduras, esguinces, dislocaciones, fracturas o hinchazón, e inflamación).
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